viernes, 1 de noviembre de 2013

M1 Retroalimentación

"1.       Saber una lengua es poder usarla, poder realizar tareas comunicativas en esa lengua en un ámbito de uso.
Jésica ha ejemplificado esta máxima con la experiencia de una compañera y añade también el papel fundamental que juega el contexto donde se aprende, porque determina buena parte del aprendizaje (veremos más en el punto 5).
2.       Las lenguas se aprenden usándolas.
Lucía lo expresa del siguiente modo: “como profesores de ELE, tenemos que tener en cuenta no solo la adquisición de la lengua como sistema (contenidos gramaticales) sino también como lengua en uso.” A mí me gustaría matizar que existe una relación de dependencia entre ambos aspectos, porque los profesores apuntamos hacia la lengua en uso y tratamos el sistema de la lengua que necesitamos para participar en las situaciones de uso, es decir que el sistema de la lengua queda supeditado al uso y no al contrario.
3.       El conocimiento gramatical es parte del conocimiento de una lengua, pero aislado de otros conocimientos o sin su materialización en el uso, el conocimiento gramatical no es equivalente de saber una lengua, de poder usarla.
Lucía, poniendo como ejemplo nuestro aprendizaje del inglés, ha reflexionado sobre el papel de la gramática y se ha dado cuenta de que solo cuando hemos podido usar la lengua la hemos aprendido realmente. A esta intervención, me gustaría añadir que la clave no está en residir en el lugar donde se habla la lengua, sino en aprovechar las oportunidades de comunicación que una experiencia de este tipo potencia al máximo. Hay muchos casos de personas que pasan años en lugares donde se hablan lenguas diferentes a la materna y no aprender nada (tengo casos cercanos, si queréis os cuento).
4.       Los alumnos, cuando deciden aprender una lengua, lo hacen para algo y ese algo son sus necesidades comunicativas. El proceso de aprendizaje tiene que responder a esas necesidades.
Lucís y Lucía lo explican de maravilla con estas palabras: “la necesidad de comunicación es lo que más nos mueve a aprender una lengua”, “saber para qué necesita/quiere un alumno la lengua es esencial para marcar los objetivos”, “quizas [el alumno] no quiera ser un experto y hablar como un nativo, sino poder expandir su actividad profesional  o simplemente poder comunicarse en caso de viajar a un pais de habla hispana”.
5.       Una forma de comprender e identificar las necesidades es analizar los ámbitos de uso, las tareas que van a realizar y las actividades comunicativas. Si hacemos ese análisis, veremos que estas variables tienen un protagonismo diferente en cada alumno, de hecho las imágenes que obtendremos de sus necesidades serán distintas, personales y variables.
Me ha encantado el breve pero certero ejemplo que pone Susana sobre este fenómeno: “Por ejemplo, yo he coincidido en clases de alemán con gente que había vivido en Suiza durante su infancia por lo que dominaban las actividades de comprensión y de expresión oral, pero cometían muchísimos errores en expresión escrita y les costaba un poco la comprensión escrita”
6.       Las lenguas extranjeras se aprender formal e informalmente, en el aula y fuera de ella, porque la lengua se aprende usándola y usamos la lengua también fuera del aula, ¿verdad?
Creo que la pregunta de María se refiere a esto, a las diferencias entre aprender una lengua formalmente, en el aula, o informalmente, fuera del aula. En mi opinión, sí, existen diferencias, en una quizás el proceso está más guiado, estructurado, etc., en el otro caso podemos encontrar un proceso más caótico, pero ambas son formas de aprendizaje y lo ideal, haciendo un intento por abstraer, es que se complementen al menos en algún momento del recorrido.
7. El pasaporte de lenguas es una radiografía de la experiencia lingüística, donde se aúnan todas las lenguas, las competencias que se desarrollan en cada una, las actividades que se pueden hacer, etc. Esta radiografía es variable y depende de las competencias, que también son variables, en cada momento. De hecho a veces tenemos la sensación de olvidar una lengua, pero también de recuperarla después de un poco de tiempo. Esto ocurre porque hay momentos de la vida en que no usamos una lengua u otros en que volvemos a usar una lengua casi olvidada. Aceptar ese carácter dinámico nos permite tomar decisiones más coherentes con la naturaleza del conocimiento lingüístico y con el aprendizaje.
En relación con esto es muy certero el comentario de Giacomo: “Un aspecto que se repite en muchos de los casos descritos es la perdida de práctica de algún idioma. Muchos han estudiado y usado una lengua durante un periodo (que no suele ser muy largo), pero a causa de algún cambio en su vida y en su rutina (el hecho de cambiar de país sobre todo o terminar los estudios) han dejado de utilizar ese idioma en los diferentes ámbitos que hemos visto.”
8.       Las lenguas que conocemos entran en contacto y la investigación científica parece demostrar que un mayor conocimiento lingüístico se traduce normalmente en mayor facilidad para aprender otras lenguas nuevas.
Evidentemente, existen diferencias entre las lenguas y Lucía lo hace notar: “hay que distinguir diferentes grados de dificultad como es el caso de las compañeras que están aprendiendo chino, japonés, ruso o turco, ya que, al ser lenguas que no pertenecen a nuestra familia lingüística, son muchísimo más difíciles de aprender” y coincidiendo con Lucía, Giacomo nos advierte sobre el papel del profesor en relación con esto: “al profesor le sirve para averiguar varias cosas: en primer lugar, para saber que lenguas van a actuar como intermediarias en el proceso de aprendizaje del alumno. Y por tanto pueden provocar interferencias lingüísticas, tanto positivas como negativas. Además, para saber si el alumno en cuestión ha tenido la experiencia de aprender una lengua anteriormente.” Solo quiero subrayar que cuanto más cercanas son las lenguas que conocemos y aprendemos más rápidas y directas son las relaciones que podemos establecer entre ellas y que el conocimiento de una lengua de una familia lingüística, facilita el aprendizaje de otras lenguas de la misma familia.
9.       El aprendizaje de lenguas extranjeras puede no terminar nunca.
Fabiana dice lo siguiente: “Me ha llamado mucho la atención Giacomo, creo que verdaderamente ha desarrollado una capacidad plurilingüe y pluricultural, tal como lo describe el Marco, con capacidad comunicativa en varias lenguas con distinto grado, así como experiencias de varias culturas, y las ganas de seguir aprendiendo, pues ya se prepara para comenzar un nuevo desafío”. " C.Moreno Camacho. Tutura del Curso. 

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