jueves, 7 de marzo de 2013

Malentendidos interculturales

Pensando en ejemplos de malentendidos interculturales, y leyendo los que comentaran otros compañeros del curso, me vinieron a la mente los primeros días viviendo en Buenos Aires, cuando me instalé a vivir allí para poder ir a la universidad. 

Entonces pensé, los malentendido culturales comienzan cuando uno pone un pie fuera de su pueblo/entorno/círculo. 

En mi pueblo solemos saludarnos con dos besos, cuando llegamos y cuando nos vamos. Cuando nos despertamos y cuando nos vamos a dormir. En mi pueblo, los hombres no se dan la mano, se abrazan y se palmean la espalda. Pero todo esto, en Buenos Aires es muy diferente. La gente saluda con un beso y solo hace falta saludar de esta manera cuando uno llega y quizás pasaron muchos días sin contacto. En tanto que los hombres se dan un fuerte apretón de manos. 

Sin embargo hay un "pero", estoy segura, que en determinadas circunstancias estas personas de entornos diferentes quizás saludan de otra manera, y entonces no puedo generalizar ni arraigarme a estereotipos. 

Cuando llegué a China, solo sabía, lo que había leído en los libros. Pensaba que todos eran comunistas o de izquierda, inducidos por el sistema educativo donde estudian. Y me sorprendí tremendamente cuando tuve la oportunidad de ir conociendo un poco más. 

Me quedé pensando, "Pensar que en Latinoamérica muchos líderes de izquierda ponen como ejemplo a Mao y a China, y en China, una amplia mayoría de las personas quiere ser como o emigrar a EEUU. De hecho en este momento no puedo imaginar a ninguna persona china de mi entorno pensando en ser como la ex-Unión Soviética."

Los libros también mencionaban la importancia del respeto a los mayores, pero viviendo aquí, a ese mismo respeto reverencial, se sumó la división de clases/castas que todavía existe en la mentalidad de la gente, esa jerarquía permanente que determina quien es el que debe hablar y quienes los que deben escuchar. 

Esos silencios tan incómodos que se producían con mis alumnos chinos, cuando tratábamos de comunicarnos, y ellos me cedían la palabra casi en exclusividad. El que levantaba la mano para hablar, solo pedía permiso para ir al baño. 

Y poco a poco fui armando el rompecabezas de información que tenía, y descubrí la importancia del honor, y el porque tienen tanto miedo a equivocarse y "perder la cara". 

Y aunque me quedan muchísimas cosas por aprender, creo que al menos pude romper el estereotipo mental que tenía de los chinos, y de los asiáticos en general, en mi cabeza

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